Una dentadura postiza es una prótesis removible destinada a sustituir parte o la totalidad de los sientes y los tejidos próximos (encía superior). Las parciales sustituyen algunos dientes faltantes y su objetivo, además de restituir la integridad de su funcionalidad a la boca es evitar el desplazamiento de los dientes adyacentes a los espacios dejados por los que faltan.
Se trata de dientes artificiales fabricados con material acrílico sobre una base de plástico rosa que se sostiene en la boza gracias a una estructura metálica que se fija a los dientes naturales. En ocasiones es necesario colocar en estos últimos una corona para asegurar el anclaje. En contra de lo que sucede con los puentes, que son fijos, la dentadura postiza parcial es extraíble.
En lo que respecta a las dentaduras postizas completas, éstas se hacen necesarias cuando el paciente ha perdido la mayoría de los dientes o todos ellos y no es posible completarla con una parcial. De este modo, se recupera la función masticatoria y la normalidad de la fonación, al tiempo que aporta el sostén necesario a los músculos faciales y se recupera la estética de la cara.
Para su colocación es necesario extraer los dientes que queden y esperar a que las encías cicatricen convenientemente (uno o dos meses). No obstante, en la actualidad cabe la posibilidad de colocar una prótesis inmediata, el mismo día que se completa la extracción, aunque serán necesarios sucesivos ajustes, en la medida en que se complete el proceso de cicatrización de las encías.
No cabe duda de que las dentaduras postizas mejoran la calidad de vida y la autoestima de los pacientes, aunque es necesario seguir un proceso de adaptación y ajuste. De hecho, en los primeros momentos, aunque se recupera la normalidad al hablar en unas pocas horas, es normal la sensación de incomodidad (los músculos maxilares y la lengua necesitan acostumbrarse al hecho de tener una dentadura completa) y que se produzcan algunas molestias a la hora de masticar los alimentos, así como una mayor producción de saliva. Este proceso de adaptación, dependiendo de cada paciente, puede durar unas pocas semanas o unos meses.
Cómo cuidar la dentadura postiza
Parte de ese proceso de adaptación a la dentadura postiza es aprender a cuidarla, lo que incluye su manipulación y limpieza:
- La prótesis puede romperse si se manipula inadecuadamente al sacarla o ponerla (puede caerse), por lo que conviene hacerlo sobre una toalla doblada o un recipiente con agua para amortiguar el golpe si se cae.
- No hay que permitir que la dentadura se seque, por lo que al extraerla debe colocarse en un recipiente cubierta con una solución limpiadora o agua corriente, aunque ésta nunca deberá ser caliente, pues podría deformarse.
- Al igual que los dientes naturales, hay que cepillar minuciosamente la dentadura postiza diariamente para eliminar los restos de comida y la placa bacteriana, además de evitar que aparezcan manchas.
- El cepillado se puede complementar (nunca sustituir) con una limpieza con ultrasonidos (se comercializan diferentes aparatos a tal fin).
- No es conveniente dormir con ella.
- Antes de recolocarla, cada mañana hay que limpiar las encías y la lengua con un cepillo de cerdas suaves con el fin de eliminar los restos de placa bacteriana. Además, esta maniobra permite estimular la circulación sanguínea en los tejidos.
- Antes de colocar la dentadura postiza hay que enjuagar bien la boca, ya que así se mejora la adherencia.
- Si en algún momento la prótesis dental se afloja y se mueve, o encaja mal, debe visitarse al odontólogo para que la revise y la ajuste en caso de que sea necesario.
- Es esencial visitar periódicamente al odontólogo para que revise la prótesis, su capacidad de adherencia o la evolución de las encías ante un eventual retraimiento alveolar. Sólo así se puede garantizar que la prótesis cumpla su función correctamente y permanezca en su sitio.
Uso de adhesivos
El uso de materiales adhesivos para mejorar la retención de la dentadura postiza y evitar que se mueva puede contribuir a mejorar la seguridad del paciente en su utilización, especialmente en aquellas personas que tienen sequedad de boca, lo que reduce su adherencia, ancianos y pacientes que tienen su capacidad neurológica (movilidad de los músculos faciales) reducida, por ejemplo, tras haber sufrido un ictus.
En cualquier caso debe ser el odontólogo quien recomiende el uso del adhesivo, por lo que es preceptivo una recisión periódica de la prótesis y de su funcionalidad. No debe recurrirse a él por propia iniciativa, pues tiene sus contraindicaciones:
- Si la dentadura postiza no ajusta correctamente, ya que puede causar llagas y molestias.
- Si está mal hecha (no la ha fabricado un protésico especializado).
- Si no se han realizado las revisiones necesarias durante un largo periodo de tiempo, ya que el hueso de la mandíbula se encoje y se deteriora progresivamente, lo que implicaría la necesidad de ajustar la dentadura a este hecho.
- Si no se realiza adecuadamente el lavado y mantenimiento diario de la prótesis.
- Si se tiene alergia a alguno de los componentes del adhesivo.
- Si se ha utilizado adhesivo durante mucho tiempo sin mediar las correspondientes revisiones del odontólogo.