Sufrir un golpe en los dientes es algo que puede ocurrir a cualquier edad. Por supuesto, será necesario ir a la consulta del odontólogo, pero lo verdaderamente importante ante una situación de este tipo es saber qué hacer en función del daño que se haya producido.
Las consecuencias de un golpe en los dientes pueden ser muy diferentes:
- Que se mueva algún diente.
- Que haya cambiado su posición.
- Que se haya modificado su coloración.
- Que se produzca la intrusión de un diente, introduciéndose bajo la encía y en el hueso.
- Que se haya roto, afectando la fractura bien a la corona la corona como a la raíz.
- Que se haya salido del alveolo, lo que se conoce como avulsión, y se caiga.
- Que exista también una fractura maxilar.
Ante un golpe en los dientes es fundamental hacer una valoración del daño sufrido teniendo en cuenta todas las posibilidades mencionadas y actuar en consecuencia. Si se ha producido la caída del diente, por ejemplo, nunca hay que tocarla raíz. Conviene recogerlo, lavarlo con suero fisiológico, agua, leche o la propia saliva y tratar de insertarlo nuevamente en el alveolo. Si no se consigue, es importante mantenerlo hidratado en un recipiente (con cualquiera de los líquidos mencionados) e ir inmediatamente al odontólogo, ya que cabe la posibilidad de reimplantarlo, salvo que se trate de un diente de leche.
Asimismo, si se ha producido la rotura de algún diente debe recuperarse el trozo perdido, guardarlo en un pañuelo, evitar tocar el diente dañado e ir a la consulta del odontólogo.
En los demás casos descritos no debe tocarse el diente, ni hacer nada que pueda generar una presión sobre él. Puede darse el caso de que se haya producido la fractura de la raíz sin que pueda apreciarse a simple vista. El odontólogo evaluará el daño y procederá ala fijación del diente o su recolocación, si es que se ha desplazado.
Lo fundamental es ser consciente de que las posibilidades de no perder el diente serán tanto mayores cuanto menos se tarde en acudir a la consulta del odontólogo.