Los ortodoncistas recomiendan que los niños comiencen a realizarse una revisión anual de sus dientes a partir de los 7 u 8 años. A esta edad los dientes incisivos superiores e inferiores ya son los definitivos o están erupcionando, por lo que será sencillo realizar un diagnóstico precoz de posibles alteraciones del crecimiento óseo.
Con una revisión a tiempo se pueden evitar tratamientos de ortodoncia más complejos en el futuro, por eso se considera la infancia como el momento idóneo para actuar y prevenir algunos de los problemas de maloclusión dental.
La Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP) recomienda que la primera visita al dentista se realice tras la erupción del primer diente y siempre durante el primer año de vida, con el fin de prevenir la aparición de caries y otras posibles patologías habituales, además de supervisar el crecimiento de los dientes y, si fuera necesario, poder derivar al niño al ortodoncista a tiempo. Y es que algunas alteraciones dentales es mejor corregirlas antes de que se produzca el cambio de los dientes de leche por los definitivos.
Los tratamientos de ortodoncia infantil, en general, son más eficaces que los realizados durante la edad adulta, debido a que la estructura ósea que soporta los dientes está en crecimiento y los dientes definitivos aún no han erupcionado por completo.
El tipo de aparato que se utilice para la realización de tratamientos de ortodoncia interceptiva dependerá de la edad del niño. Por ejemplo, se puede iniciar la ortodoncia con aparatos removibles, fabricados con materiales acrílicos, con los que se pueden corregir problemas de mordida.
Es importante tener en cuenta los hábitos del pequeño para evitar, en la medida de lo posible, la necesidad de algún tipo de tratamiento de ortodoncia. Tal es el caso de la utilización del chupete. La Sociedad Española de Ortodoncia (SEDO) recomienda finalizar su uso al alcanzar los 2 años de edad. Igualmente, el hábito de succión digital, lo que comúnmente se denomina “chuparse el dedo”, puede provocar cambios en la boca del niño y la necesidad futura de algún tipo de tratamiento de ortodoncia.
En ambos casos, si el hábito se prolonga puede derivar en una mordida abierta, que precisaría de ortodoncia interceptiva o de un tratamiento ortodóncico con brackets (apartalogía fija) en función de la edad e intensidad del hábito.
Por todo ello, la visita regular al dentista en la edad infantil es más que recomendable, pues permite detectar posibles patologías incipientes a tiempo, previniendo tratamientos bucodentales más complejos en el futuro.