Cuando finaliza el tratamiento programado de ortodoncia y se retiran los aros y los brackets que configuran los aparatos fijos, se deben utilizar retenedores o férulas durante un largo periodo (seis meses durante todo el día y en torno a los tres años sólo por la noche) para consolidar los resultados obtenidos y evitar que los dientes puedan moverse.
Se deben quitar, eso sí, para comer y realizar la higiene oral rutinaria, pero también deben cuidarse convenientemente para evitar que se rompan, se aflojen o deterioren, aunque siempre cabe la posibilidad de sustituirlas en el caso de que se produzca alguna de tales circunstancias.
Pero es importante que el paciente siga las indicaciones para que esas férulas después de la ortodoncia tengan la vida más larga posible y cumplan convenientemente su función. Para ello, el ortodoncista siempre hace una serie de recomendaciones:
- No comer con ellas puestas, ya que lo más probable es que se rompan.
- En lo referente a las bebidas, debe quitarse siempre que el líquido ingerido no sea agua: refrescos azucarados, zumos, batidos, café, etc. La razón es que puede ocurrir que llegue a su interior algún tipo de residuo, que podría manchar los dientes o dañar el esmalte dental.
- Después de cada comida, incluso si se trata de un picoteo a deshoras o un aperitivo, deben cepillarse los dientes antes de volvérsela a poner.
- La férula también debe limpiarse una vez por semana. La limpieza se realiza poniendo flúor líquido de uso semanal en su interior y dejarlo ahí durante toda una noche, por supuesto, con la férula puesta.
- Si al colocar la férula se nota algún tipo de irritación en la encía, se puede suavizar el borde ligeramente valiéndose de una lima de uñas, aunque siempre es mejor acudir al ortodoncista para que la ajuste correctamente.
El ortodoncista ha tenido que fabricar un molde para hacer las férulas, por lo que si una de ellas se rompe o deja de ajustar correctamente, es fundamental notificárselo lo antes posible para que haga una nueva lo antes posible. No obstante, es habitual que el ortodoncista provea al paciente de una férulas de repuesto con el fin de que éste no pase ningún día sin utilizarlas y disponer del tiempo necesario para reponer las que ya no sirven.