La aparición de una caries dental supone que se han destruido los tejidos dentales (esmalte y dentina) rompiéndose la integridad del diente afectado de tal modo que se produce una perforación del mismo que alcanza a la pulpa; luego ésta se inflama, a lo que se denomina pulpitis. El tratamiento de la caries es fundamental a la hora de evitar problemas mayores, ya que se puede llegar a perder completamente la pieza dental y complicarse con otras patologías: periodontitis, absceso dental, celulitis y afectación del hueso de soporte.
Se trata de una enfermedad que tiene su origen en la actividad bacteriana que hay en la cavidad oral (bacterias cariogénicas). Estas bacterias producen un ácido a partir de los restos de los alimentos y éste ataca a los dientes ocasionando su desmineralización. Sin embargo existen otros factores exógenos, la mayoría evitables, que potencian la actividad de bacteriana y que, consecuentemente, favorecen la aparición de caries:
-
Higiene oral deficiente: es fundamental lavarse los dientes después de cada comida y hacerlo de forma correcta, accediendo a los espacios interdentales y la línea de las encías que es donde se acumulan las bacterias con mayor facilidad para formar el sarro. Si no se lavan los dientes o se hace de forma incorrecta la placa bacteriana se acumula sobre el esmalte dental y se favorece su actividad.
- Dieta rica en azúcares y almidones (carbohidratos): este tipo de alimentos, especialmente si se ingieren al margen de las comidas facilitan que las bacterias cariogénicas se activen para digerirlos y producir ácidos que atacan los dientes. Si se hace, lo más conveniente es lavarse los dientes después de haberlos comido.
-
Falta de flúor: el flúor es necesario para remineralización de los dientes y ésta es la razón por la que la mayoría de los dentífricos contienen este mineral. Una vez más, una correcta higiene dental es importante para evitar la caries.
-
Sequedad bucal: una de las funciones de la saliva es contribuir a la eliminación de bacterias, por lo que la pérdida de flujo salival ayuda a la multiplicación de estos microorganismos y a potenciar su actividad. El tabaco y el alcohol favorecen la sequedad de la boca, al igual que determinadas enfermedades y medicamentos.
- Mala educación sobre la salud dental: debe ser responsabilidad de los padres el enseñar a sus hijos todo lo relativo a la salud dental y cómo mantenerla: higiene, alimentación, etc. Además, deberán acostumbrarles a visitar al odontólogo de forma periódica.
- Evitar las revisiones odontológicas: es un factor especialmente importante en los adultos. La higiene oral, incluso si se realiza correctamente, a veces no es suficiente para evitar la acumulación de sarro bajo la línea de las encías o los espacios interdentales. Una limpieza dental cada seis meses y, en caso necesario, un curetaje evitará muchos problemas de caries.