No se conocen las causas de la enfermedad de Crohn, pero se sospecha que existe una predisposición genética e incluso una alteración del sistema inmunológico que hace que éste actúe contra el propio intestino causando la inflamación del mismo.
La enfermedad de Crohn cursa con brotes, a los que siguen periodos de remisión. Los síntomas más habituales son la diarrea y dolor abdominal, habitualmente en el lado derecho, pudiéndose acompañar de vómitos, fiebre, estreñimiento, pérdida del apetito, debilidad y pérdida de peso.
Cuando la enfermedad se localiza en el colon (colitis ulcerosa) puede detectarse la presencia de sangre en las deposiciones. Interiormente pueden aparecer fístulas, úlceras, abcesos y estrechamiento de la zona afectada. Además de todo ello esta enfermedad puede ocasionar síntomas en otras partes del cuerpo, especialmente mediante procesos inflamatorios que afectan a los ojos, las encías o las articulaciones. También pueden aparecer ulceraciones en la boca y la piel.
Tratamiento de la enfermedad de Crohn
La enfermedad de Crohn, de momento no puede curarse, pero sí controlarse. El tratamiento es necesariamente individualizado, ya que depende de su localización y de sus posibles complicaciones. En términos generales, el objetivo es controlar los brotes, reduciendo la actividad inflamatoria y actuando sobre los síntomas expresados por el paciente, y evitar en la medida de lo posible las recidivas:
- Tratamiento farmacológico: se recurre a corticoides para reducir la inflamación e inmunosupresores para mantener en el tiempo el efecto del tratamiento. En la actualidad también se recurre al uso de anticuerpos monoclonales (anti-TNF) cuando el brote produce fístulas o úlceras o el paciente no responde al tratamiento habitual. En estos casos también se deben utilizar antibióticos.
- Cirugía: se utiliza ante la existencia de complicaciones y el riesgo de malignización de las lesiones, extirpando el tramo intestinal afectado por la enfermedad. No es curativa, pero con el uso posterior de antiinflamatorios se puede lograr que se eviten nuevos brotes durante años.
- Fotoféresis: aún no se tiene demasiada experiencia con esta técnica terapéutica que consiste en separar los diferentes componentes de la sangre, tratarlos con un medicamento que aumenta su sensibilidad a la luz, exponerlos a radiación ultravioleta y reintegrarlos al organismo con el objetivo de que los linfocitos T, que son mediadores de la inflamación, se autodestruyan.
- Dieta: no existe una dieta específica para la enfermedad de Crohn, sino recomendaciones generales que hay que adaptar a cada caso. El principal consejo es evitar aquellos alimentos que le sienten mal al paciente y reducir la ingesta de fibra y grasa. También se recomiendan los llamados alimentos prebióticos y aquellos ricos en ácidos grasos omega 3 y 6, que ayudan a restaurar la mucosa intestinal.
- Apoyo psicológico: la intensidad y sucesión de los brotes propios de la enfermedad de Crohn pueden causar en el paciente situaciones de estrés elevado que pueden evolucionar a depresión, por lo que puede ser necesario el apoyo psicológico. Las asociaciones de pacientes pueden desempeñar un papel importante en este contexto.