Una dieta sana y equilibrada reduce el riesgo cardiovascular ya que contribuye a mantener un peso adecuado, a descender la presión arterial y a mejorar los niveles de colesterol y otros lípidos como los triglicéridos.
Una alimentación saludable se basa en las siguientes características:
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Equilibrio entre las cantidades de cada uno de los nutrientes entre sí.
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Variedad: cuanto más variada sea la alimentación menor será la posibilidad de que se tomen cantidades perjudiciales.
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Aporte calórico adecuado a las necesidades para alcanzar el peso ideal.
- Se debe fomentar el consumo de productos vegetales frescos (cereales integrales, frutas y verduras), pescado azul y aceite de oliva extra virgen (de primera presión en frío). El consumo de vegetales incrementa el aporte de fibra y de sustancias antioxidantes.
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Recetario Cardiosaludable (PDF 657KB)