La ley de dependencia se aprobó en el año 2006 con el fin de regular la atención a la dependencia en el sistema público de protección social. En ella se contempla la prevención y la atención a las personas dependientes, así como el catálogo de prestaciones al que tienen derecho según el grado de dependencia que presenten.
¿Qué es el grado de dependencia?
El grado de dependencia representa la medida en que una persona mayor necesita asistencia para realizar las actividades básicas de la vida diaria. Es una herramienta fundamental para evaluar el grado de autonomía funcional y las necesidades de apoyo que requieren las personas mayores. Cada uno presenta características y repercusiones específicas.
¿Cuántos grados de dependencia hay?
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Grado I de dependencia moderada
- El grado I se refiere a las personas que necesitan al menos una vez al día ayuda para realizar algunas actividades básicas de la vida diaria (ABVD) o requieren una ayuda limitada en relación a su autonomía personal.
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Grado II de dependencia severa
- En el grado II se incluyen aquellas personas que, sin necesitar el apoyo continuo de un cuidador, necesitan dos o tres veces al día para la realización de actividades básicas de la vida diaria o en relación a su autonomía personal.
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Grado III de gran dependencia
- El grado III se refiere a las personas que han perdido completamente su autonomía física, que tienen su capacidad mental, intelectual o sensorial significativamente disminuidas y que, como consecuencia necesitan el apoyo continuado de otra persona para su cuidado.
- Asimismo, cada uno de estos grados de dependencia se subdivide en dos niveles, siendo el nivel 1 el que implica una menor necesidad de ayuda. La valoración del grado de dependencia se determina según una evaluación.
Factores que influyen en el grado de dependencia
Existen diversos factores que pueden influir en el grado de dependencia de una persona mayor como:
- Edad: la dependencia suele aumentar con la edad.
- Enfermedades: las enfermedades crónicas, como la diabetes, la enfermedad cardíaca o la artritis, pueden aumentar la dependencia.
- Discapacidades: las discapacidades físicas o mentales pueden aumentar la dependencia.
- Entorno social: la falta de apoyo social o familiar puede aumentar la dependencia.
Grados de dependencia y su impacto en la calidad de vida
Los grados de dependencia según la ley de dependencia son fundamentales para determinar el nivel de asistencia que necesitan las personas mayores en sus actividades diarias. Desde el grado I, que implica ayuda ocasional, hasta el grado III, que requiere asistencia constante, cada nivel refleja las necesidades específicas de autonomía y cuidado. Esta evaluación no solo facilita la asignación de recursos y prestaciones adecuadas, sino que también asegura que las personas dependientes reciban el apoyo necesario para mantener una calidad de vida digna y satisfactoria.
Para las familias y cuidadores, comprender el grado de dependencia de una persona mayor es crucial para planificar el cuidado a largo plazo y garantizar que todas las necesidades sean cubiertas de manera efectiva. Además, la ley de dependencia promueve la igualdad de acceso a servicios esenciales, como la atención domiciliaria y los centros de día, que juegan un papel vital en el bienestar diario de las personas dependientes y en el apoyo a sus seres queridos.
Grados de dependencia y prestaciones
La ley de dependencia no solo clasifica a las personas en función de su grado de dependencia, sino que también establece una serie de prestaciones y servicios a los que tienen derecho según su situación específica. Estas prestaciones están diseñadas para proporcionar el apoyo necesario que garantice una mejor calidad de vida a las personas dependientes y a sus familias.
Entre las prestaciones disponibles se encuentran los servicios de atención domiciliaria, que pueden incluir desde la ayuda en la realización de tareas domésticas hasta el cuidado personal. Además, existen centros de día y centros para estancias temporales que ofrecen un entorno seguro y adaptado para las personas dependientes, permitiendo a sus cuidadores disponer de un respiro. También se contemplan prestaciones económicas, que pueden ser dirigidas tanto a la contratación de un asistente personal como a la compensación de los cuidados prestados por familiares.
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