La vestibuloplastia es un procedimiento quirúrgico cuyo objetivo es corregir la altura de los vestíbulos bucales, es decir, del espacio que hay entre el labio y la encía, con el fin de adecuarlo para la colocación de una prótesis removible, generalmente completa.
La pérdida de los dientes conlleva la reabsorción de lo que se denomina reborde residual y que está constituido por una protuberancia que se forma al cicatrizar el tejido que había en torno al diente. Es un proceso crónico, por lo que la reabsorción es siempre progresiva e irreversible, e implica también pérdida ósea del maxilar. De ahí que en muchas ocasiones las personas que llevan prótesis dentales removibles se sientan incómodos porque ésta se mueve tanto al hablar como al comer.
Lo normal es adaptar la prótesis a las nuevas condiciones de la estructura de soporte, pero en ocasiones se hace necesaria una vestibuloplastia para crear un soporte adecuado para poder llevar la prótesis y que ésta permanezca fija. También puede requerirse una intervención quirúrgica de este tipo para la colocación de una primera prótesis.
El objetivo de la vestibuloplastia es aumentar el volumen del reborde o profundizar el vestíbulo con el objetivo de que la prótesis tenga una mayor superficie de apoyo y pueda tener un soporte de encaje estable que impida cualquier movimiento de la prótesis dental, durante un periodo lo más amplio posible. La técnica quirúrgica deberá adaptarse a las características de cada paciente.
Sin embargo, como sucede con cualquier intervención quirúrgica, la vestibuloplastia no está exenta de complicaciones y pueden producirse hematomas, hemorragias, lesiones en algún nervio o parestesia (sensación de entumecimiento y hormigueo).