En esta primera visita de los niños al dentista, el odontopediatra revisará la presencia o no de caries “de biberón”, si se hay alteraciones del crecimiento o cualquier anomalía relacionada con la erupcional dentaria. Este momento suele aprovecharse para marcar las pautas a los padres para una correcta higiene bucodental.
Higiene bucodental
Antes de la erupción dentaria es importante pasar una gasita humedecida o similar con agua tibia por las mucosas y superficies blandas de la boca del bebé para retirar los restos de leche. En concreto masajear de manera circular las encías además suele provocar alivio al bebé cuando comienza la erupción dental. La lengua, en la medida de lo posible, se puede intentar limpiar con movimientos lineales con la misma gasa, con cuidado de no provocar reflejo de vómito.
Cuando ya ha erupcionado el primer diente es fundamental limpiar todas las superficies con un cepillo adecuado a la edad o un dedal con cerdas de goma que facilita el movimiento, con una pasta dental de una concentración de 1000 ppm de flúor y sólo el equivalente a un grano de arroz como cantidad.
Evitar el miedo al dentista
Uno de los problemas de la primera visita de los niños al dentista es que suelen ir con miedo. Conviene evitarlo favoreciendo la relación del niño con el odontopediatra. En algunas ocasiones son los propios padres los que transmiten a sus hijos este miedo generado en experiencias personales y que conviene no trasladar a los hijos.
Los padres deben generar una actitud positiva de los niños hacia el dentista, te damos algunas claves:
- Hablar de forma positiva al dentista.
- Acudir con ellos a edades tempranas para que empiecen a familiarizarse con el gabinete dental.
- Explicar la importancia de la higiene bucodental y convertir el momento del cepillado de dientes en un juego en familia.
- Evitar realizar comentarios negativos sobre el dentista en frente del niño.