La ortodoncia, en términos generales, es un tratamiento dirigido a obtener una correcta alineación de las piezas dentales y lograr una buena oclusión en la mordida, lo que permite una óptima funcionalidad de la boca en la masticación, la deglución e incluso la respiración. Sin embargo, la técnica a utilizar varía en función del momento en que se inicia y del objetivo del tratamiento, por lo que cabe diferenciar diferentes tipos de ortodoncia.
- Ortodoncia preventiva: se utiliza para evitar que se produzcan desplazamientos de las piezas dentales cuando en el estudio odontológico se detectan alteraciones de que éstas se van a producir. Es precisamente una de las razones por las que se recomienda la revisión odontopediátrica a edades tempranas, incluso desde los tres años de edad, y de forma periódica. Cuanto antes se detecte la eventualidad de un problema de alineación o desplazamiento dental, más fácil será de prevenirlo.
Dientes supernumerarios, dientes que no erupcionan, la caída de dientes provisionales que dejan espacios inadecuados son situaciones en las que cabe optar por este tipo de ortodoncia en la que se pueden utilizar diferentes técnicas:
- Mantenedores de espacios.
- Extracción de los dientes supernumerarios.
- Aparatos removibles, etc.
- Ortodoncia interceptiva: permite parar la evolución de alteraciones que ya se han empezado a producir, pero que aún se encuentran en su fase inicial, aunque la maloclusión ya es patente. En este caso cabe mencionar la necesidad de corregir determinados hábitos (chuparse el pulgar, respirar por la boca, etc.) que pueden ocasionar anomalías en la estructura maxilofacial. Pero en general, se requiere la colocación de aparatos fijos para alinear correctamente los dientes y ambas arcadas dentales. Es la técnica más utilizada en adolescentes y jóvenes.
- Ortodoncia correctiva: es la indicada cuando las alteraciones oclusivas y de alineación dental están claramente presentes y generan problemas funcionales o una deformación del arco dental. En tales casos se pueden utilizar tanto aparatos fijos como removibles, pero en cualquier caso el objetivo es corregir tales alteraciones y devolver la normalidad a la estructura oclusiva de ambas arcadas dentales.
- Ortodoncia funcional: se utiliza cuando existen problemas en el crecimiento y desarrollo de los maxilares y de su posición, que pueden causar alteraciones del crecimiento cráneo facial. Con esta técnica, a la que se puede considerar tanto interceptiva como correctiva, se corrige el crecimiento inadecuado de los huesos.
Pese a todo, aún hay situaciones en que estas técnicas de ortodoncia son insuficientes y se requiere su complementación con la cirugía ortognática para la corrección de eventuales malformaciones severas de los maxilares.
Técnicas de ortodoncia
Cuando se habla de tipos de ortodoncia también puede referirse a las diferentes técnicas que se pueden utilizar para corregir la maloclusión o las alteraciones de la estructura dentaria:
- Aparatos fijos: constan de aros y brackets que permiten llevar los dientes a su posición correcta. Éstos pueden ser metálicos (ortodoncia clásica) o de materiales transparentes, como el zirconio (ortodoncia estética). También hay aparatos que no son perceptibles desde el exterior, ya que se colocan en la parte interior de los dientes (ortodoncia lingual).
- Aparatos removibles: su característica fundamental es que se pueden quitar cuando es necesario, por ejemplo al comer o lavarse los dientes. Entre ellos destaca Invisalign (ortodoncia transparente), una técnica en la que se colocan férulas de materiales plásticos que son apenas perceptibles debido a su transparencia. Asimismo, hay una serie de dispositivos que se utilizan en la transición de la primera dentadura a la definitiva.