Los brackets son los aparatos fijos que se utilizan en Ortodoncia para corregir los defectos en la forma, posición, relación y función de los dientes y los maxilares, la cara y los trastornos funcionales de la masticación.
Entre tales anomalías figuran la mala alineación o apiñamiento de los dientes, la posición adelanta o retrasada de las piezas dentales en relación a los maxilares, desplazamiento de uno de los dos maxilares, etc.
Los brackets permiten desplazar de forma individual a todas y cada una de las piezas dentarias en cualquier dirección del espacio. La ortodoncia fija puede realizarse a cualquier edad y no sólo por cuestiones estéticas, sino para mejorar la funcionalidad de los dientes, por ejemplo en la masticación; rectificar la posición de los maxilares, devolviéndoles su alineación natural; e incluso corregir defectos fonéticos causados por la mala posición de los dientes.
Atendiendo a aspectos biomecánicos, los brackets se componen de dos partes: una activa, que es la que general fuerza, y otra pasiva, encargada de transmitirla. La acción conjunta de ambas es la que consigue que el diente se desplace a la posición deseada. tenemos dos partes que son: la parte activa generadora de la fuerza y la parte pasiva que es aquella que transmite la fuerza, produciéndose de la simbiosis de ambas, el movimiento dental.
Los brackets disponen de una parte fija (los arcos, barras, disyuntores, etc.) y otras que se añaden y modifican su posición en función de los obletivos del tratamiento (bandas, tubos, braces, elásticos, etc.).
Asimismo, en la actualidad se dispone de tipos de brackets de diferentes materiales:
- Brackets metálicos: son los que se utilizan con mayor frecuencia, a causa de su resistencia y su menor coste económico.
- Brackets estéticos: no resultan tan evidentes a la vista como los metálicos y puede ser de plástico, cerámica, zafiro o policarbonato.
- Brackets camaleón: son transparentes y permiten un manejo más sencillo para el ortodoncista, además de reducir la duración del tratamiento.