Los españoles no frecuentan habitualmente la consulta del psicólogo y cuando lo hacen es que ya no se puede más con un cuadro de sufrimiento en el que se ha perdido el control de las emociones e incluso de la vida cotidiana, tanto en el ámbito social, familiar o laboral. Sin embargo, hay una serie de síntomas o situaciones que deben inducir a quienes los sufren a buscar el apoyo de un psicólogo:
- Se tienen problemas para conciliar el sueño y descansar, generalmente porque no se puede desconectar de los problemas que uno tiene.
- Se siente agresivo, irritable, con cambios de humor que no se pueden controlar y que pueden llevar a generar situaciones límite.
- Se ha perdido el control sobre los acontecimientos diarios.
- No se controlan las emociones, se llora con facilidad y afloran, sin poder evitarlo, la rabia, la tristeza, la angustia, la impotencia, etc.
- Surgen problemas físicos como consecuencia de la somatización de los problemas: dolores en diferentes partes del cuerpo, presión en el pecho, aumento de la frecuencia cardiaca, hiperventilación o respiración muy superficial y acelerada, sudoración, etc.
- Se siente incapacidad para resolver situaciones graves que puedan sproducirse en el ámbito familiar, laboral o social.
- Se siente que no se es capaz de analizar las cosas con objetividad y actuar con inteligencia.
- Se tienen pensamientos negativos, catastrofistas u obsesivos o fijaciones que condicionan la vida cotidiana.
- Deseo de morir o sensación de que su vida ya no tiene sentido.
- Piensa que todo el mundo está en su contra.
- Ha fallecido un familiar o una persona muy cercana y no es capaz de asumir su ausencia, condicionando su vida diaria.
- Vive en soledad, sin orden, comiendo cualquier cosa y en cualquier momento y no hace nada por relacionarse con otras personas.
La mayoría de estas situaciones son indicativas de la existencia de problemas psicológicos que deben ser resueltos y que requieren el apoyo de un psicólogo.
Pueden ser síntomas del inicio de un proceso depresivo, precursores de un ataque de ansiedad o síntomas de algún trastorno del comportamiento. Basta que se dé uno de ellos para que exista la necesidad de consultar con un psicólogo. En este contexto de cuidado de la salud mental, cobra especial importancia el poder contar con un seguro médico con cobertura psicológica que cuide y apoye tanto el bienestar físico como el mental. No se debe sufrir en vano, máxime cuando estos problemas pueden agravarse al no afrontarlos o no saber cómo hacerlo.