Las características y la cantidad de radiación ultravioleta (UV) procedente del sol varían según la estación, el clima y la localización geográfica. Su intensidad depende de la inclinación con la que inciden los rayos solares sonre la superficie terrestre; de ahí que en España los picos más elevados se tengan en verano y entre las 11:00 horas y las 17:00 horas, es decir cuando el sol se encuentra más elevado.
No obstante, las condiciones de humedad, el viento o la nubosidad son factores que hacen que la intensidad pueda variar de un día para otro. No obstante, es posible conocer de forma puntual la intensidad de la radiación UV a través de la página web (http://aemet.es) de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), en la que se publican las previsiones diarias atendiendo a los siguientes criterios:
- Exposición baja: inferior a 2.
- Exposición moderada: entre 3 y 5.
- Exposición alta: entre 6 y 7.
- Exposición muy alta: entre 8 y 10.
- Exposición extrema: de 10 a 1.
- Exposición extremadamente alta: más de 11.
Asimismo, hay que tener en cuenta que la radiación UV se refleja en las diferentes superficies y materiales de nuestro entorno, por lo que puede intensificarse considerablemente en función de dónde nos encontremos: la hierba refleja al menos un 25% de la radiación incidente, la nieve hasta un 80%, la arena seca un 17%, el agua un 5% y el asfalto un 4%. también la altitud influye en su intensidad, que es mayor a más altitud, siendo menor al nivel del mar.
Teniendo todo ello en cuenta, la exposición a la radiación ultravioleta tiene unos riesgos específicos para la piel: a corto plazo, sin la protección adecuada se pueden sufrir quemaduras graves que pueden requerir atención hospitalaria; y a medio y largo plazo los efectos se concretan en el envejecimiento prematuro de la piel y la posibilidad de desarrollar un cáncer de piel (melanoma), como consecuencia de los cambios que induce en las células epiteliales.
Pero estos riesgos no son los mismos para todas las personas. El fototipo de la piel (piel blanca, normal u oscura) determina el nivel de riesgo de cada uno, siendo éste mayor cuanto más clara sea la piel. Conviene saber que la piel actúa de barrera protectora del organismo frente a la agresión que supone la radiación solar y que el bronceado es la manera de ejercer esta protección. Es ésta la razón por la que las pieles oscuras tienen una mayor tolerancia a la radiación UV, mientras que las de fototipo 1 (las más claras) se queman con mucha facilidad y no se broncean nunca.